¿Sabes a dónde va tu basura?
Todos conocemos de sobra las tres R: reducir, reutilizar y reciclar; y es importante que sea en ese orden. Reducir todo lo posible, reutilizar lo que se pueda y reciclar lo demás. Pero esto sigue siendo un modelo utópico porque, por un lado, los productos no están correctamente diseñados para ser reciclados y, por otro, los modelos de gestión de residuos no consiguen tratar adecuadamente aquéllos que sí son reciclables. Y…¿qué pasa con la fracción resto?
La gestión de residuos urbanos, es decir, los que generamos a diario en nuestras casas y trabajos, puede ser muy diferente de un municipio a otro. Los sistemas de recogida, el número de contenedores y el método de gestión final pueden variar.
Por ejemplo, en Galicia existen tres grandes modelos de gestión de residuos, siendo el más común el modelo de SOGAMA, que cubre la mayor parte del territorio gallego.
Este modelo consiste en la incineración de la llamada bolsa negra, que se compone de materia orgánica y fracción resto. Es decir, que todo lo que no separamos en los contenedores de reciclaje es quemado. Dos ventajas claras de la incineración son: (1) la valorización energética de los residuos (esto es el aprovechamiento de la quema de residuos para la generación de energía) y (2) el ahorro de espacio en vertedero. Pero las desventajas son significativas. No solo se producen emisiones de gases de efecto invernadero y sustancias tóxicas, sino que se generan grandes cantidades de cenizas que, generalmente, son depositadas en un vertedero. Existen algunos usos para estas cenizas como la incorporación en materiales de construcción pero su gestión aún es problemática. Por otro lado, para poder aprovechar la energía, es necesario que los residuos tengan una proporción significativa de materiales combustibles y eso lleva a que algunas incineradoras incorporen materiales reciclables en la mezcla de residuos para quemar. Los plásticos, el papel y los textiles son materiales con elevado poder calorífico y, por lo tanto, puede ser necesario que exista una cierta proporción de estos en la fracción resto para conseguir suficiente energía para ser aprovechada.
Creo que lo más preocupante de la incineración es que todos los materiales quemados jamás serán recuperados. Son transformados en gases, cenizas y energía. Podemos utilizar la energía y, en cierta medida, las cenizas, pero nunca recuperaremos los materiales.
¿Significa esto que los vertederos son mejores que la incineración? No lo creo. Llenar la tierra de basura también genera gases y corrientes líquidas que contaminan el ambiente. Aunque no se pierden totalmente los materiales, se entierran para que se transformen lentamente. Quizás en poco tiempo conozcamos la tecnología capaz de desenterrarlos y recuperarlos, de forma similar a cómo se están recogiendo los plásticos del mar para ser reciclados. Luego los vertederos serán las minas del futuro.
El debate entre incineración y depósito en vertedero es extenso y no creo que exista una opción correcta y ni siquiera una mejor que otra. Hay otros modelos de gestión más favorables, como pueden ser el compostaje de la fracción orgánica o la recogida puerta a puerta para asegurar la correcta separación de residuos. Pero sigue existiendo una fracción resto y no hay una solución universal. Por eso, de momento, recordemos que todo lo que tiramos tiene que ir a parar a algún sitio y centrémonos en reducir, reutilizar y reciclar lo mejor que podamos en nuestras casas.