Julio sin (o con menos) plástico
Estamos ya en la mitad del julio sin plástico. Si no os suena, esta es una iniciativa para dejar de utilizar plástico durante todo el mes de julio o, al menos, reducir su consumo. Si lo habéis intentado pero os habéis rendido u os resulta complicado, quizás os interese reducir vuestro impacto de otra forma.
Mientras que la eliminación del plástico de la compra pueda resultar difícil y requiera mucho tiempo y planificación, hay formas para reducir plástico (y otros materiales de envases) que están al alcance de todos.
Cuando se habla de vivir sin plástico se habla de tiendas a granel, alimentos frescos, preparación y planificación de las comidas de la semana, productos de cosmética sólidos, productos de limpieza caseros, etc. Pero, sobre todo, se habla de envases reutilizables como bolsas de tela y tarros de cristal. Sin embargo, la mayor parte de la población no llega (y probablemente no llegará) a este nivel de compromiso. Así que, planteemos alternativas.

Independientemente del nivel de compromiso, podemos reducir plástico, y envases en general, empezando por acciones muy sencillas y para todos, sin necesidad de tiendas especializadas ni mayor dedicación temporal.
Si nos referimos a la compra habitual en el supermercado, se puede empezar por evitar fácilmente los productos sobreenvasados. Cuanto menos embalaje, mejor. Por ejemplo:
- Evitar productos con envases individuales como las magdalenas y otros productos de bollería o los paquetes de snacks para llevar.

- Comprar envases de tipo ahorro como puede ser una garrafa de aceite de 5L en lugar de 5 botellas de 1L. Pero no confundir con los packs ahorro, que pueden ser envases de tamaño normal unidos por un sobreenvase, como las latas que se venden envueltas en plástico o en un cartón que las mantiene unidas.

- La pasta de dientes es un producto comúnmente sobreenvasado, ya que suele venderse en una cajita de cartón que contiene un solo tubo de plástico. Buscar marcas que se venden sin caja es una forma de reducir envases. Aunque se trate de cartón y no de plástico, es un envase totalmente innecesario así que ¿para qué lo queremos?.

Esto son sólo tres ejemplos pero, pongámonos creativos: la clave está en pensar antes de comprar.
En general, se deben evitar los envases de plástico y favorecer las latas y tarros de vidrio, siendo especialmente apreciados estos últimos, por su facilidad de ser reutilizados, además de reciclados casi infinitamente.
En el caso del plástico es bien sabido que su problema (a grandes rasgos) es la dificultad de reciclaje y su (no) degradabilidad. La gran variedad de plásticos que existen en el mercado dificultan su separación a la hora de reciclar y esto provoca que los materiales reciclados sean de menor calidad debido a que presentan mezclas de plásticos. Sin embargo, la mayor parte del plástico ni siquiera llega a esta etapa, ya que se pierde en los sistemas de gestión debido a que no se desecha adecuadamente. Finalmente acaba en la naturaleza, donde constituye un contaminante en sí mismo pero, además, puede descomponerse en fragmentos multiplicando su capacidad contaminante y dificultando cada vez más su recuperación o eliminación. Es un tema complicado y por eso cada vez más se opta por eliminarlo o reducir su uso.
Por otro lado, el vidrio es un material que puede ser reciclado indefinidamente sin perder sus propiedades. En general, la separación de vidrio es más fácil que la de los plásticos y permite tasas de reciclaje mayores. Además de presentar menos problemas como residuo, las botellas y botes de vidrio son fácilmente reutilizables en casa.
También se recurre a menudo a las latas como envases sostenibles, debido a que los metales son fáciles de separar en las plantas de reciclaje (puedes leer más sobre ello en este artículo) y no presentan tantos problemas una vez convertidos en residuos. Sin embargo, la fabricación de latas de aluminio es un proceso que consume mucha energía y genera residuos peligrosos para los cuáles no existe una gestión apropiada. Es decir, es un material apropiado para el reciclaje y el sistema óptimo sería la gestión en ciclo cerrado.
En conclusión, si la opción de eliminar el plástico no se ajusta a tus necesidades, quizás la reducción de embalajes te resulte mejor y, con el tiempo, decidas reducir tu impacto en mayor medida. Confío en que las empresas también actuarán reduciendo sus embalajes (algunas ya lo están haciendo) y eliminando el plástico para que cada vez sea más fácil para los consumidores realizar una compra sostenible.
Creo que este es un enfoque significativo porque, aunque la reducción del impacto va a ser menor, es realizable por un número mucho mayor de personas. Además, puede ser una herramienta para concienciar sobre el impacto ambiental de los envases a aquéllos que se muestran escépticos ante las crisis ambientales actuales.
Como bien sabemos, pequeñas acciones realizadas por mucha gente tienen un gran impacto.